• Controlar las presiones de inflado antes de emprender el viaje.
  • Inspeccionar los indicadores de desgaste y el estado general de las llantas.
  • Respetar los índices de carga y velocidad.
  • Adecuar la conducción a las características y circunstancias del terreno.
  • Evitar frenazos y aceleraciones bruscas.
  • Verificar la llanta de refacción.
  • Revisar los órganos de la dirección, suspensión y frenado.
  • Acudir siempre a un especialista que realice las labores básicas de mantenimiento del neumático.
  • Elegir una llanta adecuada para las condiciones del terreno por dónde vamos a rodar, no es lo mismo lluvia que desierto.
  • No sobrepasar la vida útil de un neumático, que viene determinada, no por el desgaste de su banda de rodamiento, sino por su estado de conservación general y el número de kilómetros recorridos.



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